domingo, febrero 19, 2006

Petróleo y democracia… ¿les suena?




Nuestra colega canadiense, una chica que se jacta de su conciencia social y de haber hecho trabajo voluntario en África, nos envió indignada un aviso que encontró en Internet. Era para un puesto de AP (Associated Press, una de las dos agencias de noticias más importantes, con siglo y medio de existencia y cuyos cables se compran y reproducen en todo el mundo etc, etc, etc…) en Nigeria, que literalmente dice: “el corresponsal deberá proveer cobertura competitiva y agresiva de temas de corrupción, prácticas criminales, fundamentalismo islámico, y los brotes de violencia en el paso de Nigeria a la democracia”.
La colega escribió una carta de vuelta, esta vez jactándose de cumplir con todos los requisitos y sin embargo negándose a postular para un puesto donde la agenda de noticias está dada de antemano… y corresponde al estereotipo del país africano salvaje y corrupto.
Yo por mientras leo Blood and Oil (Michael Klare, 2004), un libro donde se detalla la estrategia política de Estados Unidos en cada una de las regiones que necesita dominar para suplir sus necesidades de petróleo. Luego de saltarme el capítulo del Medio Oriente (le agarré bronca al tema por sobredosis), pasé por los países de la cuenca del mar Caspio y luego por África occidental. El autor pronostica problemas en el corto plazo para Nigeria. Por allí pasa un oleoducto que transporta las grandes cantidades de crudo procedentes de Angola y de la propia Nigeria, para ser embarcados en el Atlántico hacia Norteamérica y el mundo desarrollado. Pero, como en casi todos lo países por donde pasan oleoductos resguardados por el ejército norteamericano, muchos nativos del lugar boicotean la obra y sus continuas reparaciones. Klare dice: “la violencia no es simplemente una coincidencia desafortunada… la prensa occidental puede describirla como luchas tribales o de sectas, pero demasiado frecuentemente la situación se deriva… de los efectos de la producción petrolera”.
Para defender el estratégico oleoducto y los campos de explotación, Nigeria y Angola, más que cualquier otro país de la zona, reciben armas y entrenamiento militar de Estados Unidos. Y a fines del año pasado, Bush II anunciaba su intención (claro que para combatir el terrorismo y ayudar al reestablecimiento de la democracia) de invertir aún más en esa región. Klare lo insinúa y ya parece inminente: Nigeria, Angola o algún territorio muy cercano serán el hogar de una nueva base militar estadounidense, para asegurar el consumo de petróleo de su país.
Debe ser por eso que en AP andan buscando desesperados un “reportero agresivo y energético, independiente y presto a viajar frecuentemente para cubrir noticias que rápidamente se pueden convertir en actos violentos”. En realidad están en su derecho: ellos ya saben lo que va a ocurrir, y además tienen un épico rol que jugar para que, con petróleo barato, el mundo desarrollado pueda seguir funcionando. Hay que justificar la intervención militar enarbolando las banderas de siempre: la lucha contra la corrupción, el terrorismo y el bien de la democracia. Después de todo, ¿qué sería de la democracia sin petróleo? ¿Tendrá algo que ver que Estados unidos esté tan preocupado de la guerrilla colombiana, que también les aportilla un oleoducto? ¿Será por eso que Chávez y Bush se odian, y que Condolezza anda diciendo (¡qué verguenza, como la cahuinera del barrio!) que ha "conversado con gobiernos de la región (incluyendo Chile yBrasil) para formar un frente que contrarreste las peligrosas influencias del gobierno de Venezuela (que es mucho más rico en petróleo que Nigeria)"?
Alguna relación debe haber pues el aviso también dice que “el reportero además estará a cargo de cubrir los asuntos relacionados con el petróleo, ya que Nigeria es uno de los principales productores de crudo en el mundo”. ¡Plop!

El mono, otra vez, es de Steve Bell en The Guardian
www.ap.org

Etiquetas: