lunes, febrero 11, 2008

Sobre Pascua Lama III

Comparto acá una serie de tres extensos artículos sobre la mina Pascua Lama, desde el punto de vista de la geopolítica y el tráfico de influencias, y también de lo ambiental. Trabajé en ellos hasta abril de 2007, por lo cual planeo actualizar algunos datos. Bienvenidos todo tipo de comentarios!

¿Políticos o gerentes? Una mina de oro y el estado de la democracia en Chile

Una compañía multinacional está gastando millones en campañas de propaganda, y haciendo importantes donaciones en una comunidad con urgentes necesidades. Sus habitantes están divididos entre quienes reciben contentos los regalos y aquellos que se oponen furiosos a la idea de personas extranjeras llevándose 18,3 millones de toneladas de oro de sus territorios. Ellos no entienden porqué la mayoría de los políticos no presta atención al conflicto.

El viernes 20 de mayo de 2005, El Diario de Atacama, la nortina región chilena que debe su nombre al desierto más seco del planeta, titulaba su edición con los resultados de una encuesta según la cual un 80% de los habitantes de las cuatro comunas de la Provincia del Huasco apoyaba que Barrick Gold Corporation, la transnacional aurífera más grande del mundo, explotara su proyecto estrella. Es el yacimiento Pascua Lama, ubicado en el límite de esa región chilena y la provincia de San Juan, en Argentina.
Un certero golpe comunicacional por parte de la empresa, sólo ocho meses antes de que las autoridades pertinentes aprobaran el estudio de impacto ambiental presentado por Barrick, dando luz verde a una millonaria inversión.
Durante esos meses, una creciente porción de la opinión pública del país ha puesto los ojos en el proyecto y la relación entre potenciales costos y beneficios: ¿Una compañía canadiense llevándose 18,3 millones de onzas de oro y 630 de plata excavando durante 20 años en la Cordillera de Los Andes? ¿5.500 puestos de trabajo en fase de construcción y 1.600 en operación? ¿Riesgo inminente de contaminación de las aguas que riegan el Valle del Huasco, el único de la zona que sobrevive gracias a la agricultura? ¿Inversión millonaria beneficiosa para la comunidad? Nadie parece tener tan claro el camino a seguir como las casi 1.400 personas que votaron afirmativamente en la mentada encuesta, realizada a modo de plebiscito ciudadano, con sufragio secreto y conteo público de votos. De ahí las cuentas alegres de la compañía y el llamativo titular de prensa.
La nota sigue: se establecieron mesas de votación especiales que estuvieron abiertas durante cinco días. En total, poco más de 2.600 personas acudieron al llamado, para decidirse por una de las tres opciones que aparecían en el papel: “quiero que el proyecto se apruebe porque generará más puestos de trabajo”, “quiero que se apruebe siempre y cuando se contrate mano de obra de la región y se dañe lo menos posible el medio ambiente” y “no quiero que se apruebe bajo ninguna condición”. Los resultados fueron 30,1%, 51,2% y 18,6%.
Quien aparece como dueño de la idea es el diputado de la zona Jaime Mulet, que pertenece a la coalición que gobierna Chile desde la caída de Pinochet, en 1990. Terminado el proceso, él mismo envió a los medios de comunicación una declaración oficial “valorando la opinión ciudadana”. Lo que no se informa es de dónde salieron los recursos para implementar la iniciativa. Tampoco se discute cuán representativa puede ser una encuesta consignando la opinión de 2.600 personas de una provincia donde habitan casi 70.000, especialmente si éstas acudieron voluntariamente, es decir no fueron seleccionadas con técnicas de muestro estadístico.
Sin embargo, aún con sus falencias, la prensa y sobre todo la compañía se tomaron en serio el “ejercicio democrático”. La reproducción de la portada del diario, rezando “encuesta revela fuerte apoyo a Pascua Lama” aparece en el lugar más destacado del boletín mensual que publica la empresa para difundir entre la ciudadanía su filosofía y las bondades del proyecto. El mismo lugar destacado que ocupa un par de meses después el propio diputado Mulet, junto a un ejecutivo de la empresa, haciendo entrega de una ambulancia marca Mercedes Benz a la alcaldesa de Alto del Carmen, justamente la comuna de donde se extraerá la riqueza.
Es sólo una ínfima muestra de cuánto puede hacer una compañía transnacional que pretende ganancias de al menos 270 millones de dólares al año (1) , sólo por concepto de este proyecto, en una comunidad donde la suma anual de la cual dispone el gobierno local para toda su gestión no sobrepasa los 270 mil dólares. No sólo hay una proporción de mil a uno entre los ingresos anuales de una y otra parte. Esos 270 mil dólares del gobierno local se deben repartir entre una población de 5 mil personas, con un 12,1% de analfabetismo, 16,6% de pobreza (2) .



Temporada de regalos

El boletín oficial, impreso a todo color y en papel reciclado, no sólo está disponible en Vallenar, donde Barrick tiene su oficina corporativa regional, sino también en las municipalidades de las cuatro comunas a las que apunta el plan de difusión de la compañía. Es parte del trabajo de Carolina Contreras, nativa de Huasco, que luego de desempeñarse precisamente en el gobierno local, fue reclutada por la transnacional para labores de Relaciones Públicas. Desde allí, y en coordinación con Extend, la segunda consultora comunicacional más grande del país contratada para manejar la imagen de la empresa, emanan los comunicados de prensa que son religiosamente publicados por los diarios locales dando a conocer las donaciones, centradas sobre todo en Alto del Carmen. Algunos ejemplos al azar: una dotación de cabras raza Saanen y una máquina ordeñadora para el liceo agrícola (agosto de 2005), implementación deportiva y pasajes para un torneo internacional a atletas destacados (noviembre de 2005), capacitaciones para profesores primarios de las zonas rurales (diciembre de 2005) y, quizás lo más extraordinario, becas para que 54 jóvenes puedan acceder a la educación superior (mayo 2005). Todas y cada una de estas iniciativas, completamente fuera del alcance de las aspiraciones más soñadas por la inmensa mayoría de los habitantes de esa localidad. Ni sus familias, ni sus organizaciones podrían haber hecho posibles tamañas oportunidades. Menos el gobierno local, que dispone de menos de 90 dólares al año por cada inscrito en el sistema de salud pública, y de unos 1.500 para cada escolar, incluyendo alimentación, y en el caso de los secundarios, también alojamiento (3) .

Comparada con la sede corporativa ubicada en Santiago, la oficina de Barrick en Vallenar se parece más a la de un servicio público de una comuna rica que a la de una transnacional minera. En lugar de tener que mostrar identificación para poder entrar a un elegante edificio en la capital, acá se llega a una acogedora casa de madera de dos pisos, donde la puerta está literalmente abierta. En lugar de salones equipados para reuniones y presentaciones de alto nivel, acá hay una planta para atender las consultas de todo público, incluyendo un verdadero lujo para los lugareños: acceso gratuito a Internet en dos terminales. Y en lugar de trámites infructuosos para que la empresa de comunicaciones gestione una entrevista con algún ejecutivo, acá hay una cara visible: Carolina, siempre preparada para atender todo tipo de consultas sobre los beneficios del proyecto, aunque se trate de periodistas que lleguen sin previo aviso y con grabadora.
-No es habitual que una empresa entregue tantas donaciones a la comunidad. ¿Por qué lo hacen?
Porque hay un compromiso. Hay muchas falencias en distintas áreas en las cuatro comunas, y al mismo tiempo hay un acercamiento con las autoridades. Está dentro de la filosofía de la empresa el apoyar a las comunidades donde se insertan sus proyectos.
-¿Tiene que ver con que desarrollan actividades potencialmente peligrosas para la comunidad?
También podría tomarse de esa forma, pero hay un compromiso de la empresa, ellos se sienten responsables de las expectativas a la gente de la zona, porque había preocupación de la gente por el tema ambiental. En un principio había mucha desinformación respecto al proyecto, entonces la gente de Alto del Carmen presentaba inquietudes sobre calidad y cantidad de agua, y también por el tema de los glaciares (4) .
-¿Como empresa, han contado con el apoyo de las autoridades de la zona?
Sí, por ejemplo se han manejado bases de datos de los municipios, donde están inscritas las personas que están desempleadas. Hemos estrechado relaciones con los alcaldes, y muchos de nuestros cursos se dictan en dependencias municipales. Cuando la empresa quiere hacer un aporte, siempre se lo damos a conocer al alcalde respectivo, nunca se ha hecho nada por detrás.
-Cómo habitante de la zona, ¿cómo ha sido tu experiencia en este trabajo?
Cuando llegué, en abril de 2005, veía que el tema era complicado, que la comunidad me iba a hacer difícil el trabajo, pero no ha sido así, no he tenido problemas con nadie. Sí ha habido problemas con la oficina, de repente nos tiran cosas, nos han quebrado vidrios… incluso nos trasladamos (a la nueva sede), pero es lo mismo.
Carolina se refiere a los pequeños atentados perpetrados a la sede por quienes creen que la gran minería de oro, cuyos procesos implican necesariamente la liberación al ambiente de metales pasados como arsénico y cianuro, acabará con la agricultura y la economía de los habitantes del valle.

Voces en el desierto

En el caluroso enero de Santiago, unas 70 personas convocadas por listas de correo electrónico se congregan en una librería a ver un documental sobre los posibles estragos ecológicos que causará Pascua Lama en el Valle del Huasco. Tras media hora de tomas a prístinos paisajes, esforzados campesinos de sangre indígena preocupados por su futuro e impotentes dirigentes políticos huérfanos de apoyo, se abre el debate. Los argumentos son tan variados como los asistentes: salvar a la pachamama (5), preservar la dignidad nacional, luchar contra el enemigo imperialista, redimir el valle por medio del arte, evitar el saqueo de las transnacionales, exigir que el gobierno “se ponga los pantalones ” (6)… el mensaje es uno solo: hay que apoyar a la gente del Valle, y para ello se convoca a una protesta pacífica en la plaza de Alto del Carmen, para el siguiente fin de semana. Hay que llegar a Vallenar, 660 km. al norte de la capital, y desde allá las organizaciones locales pondrán buses para seguir hacia la cordillera.
Hasta el día antes de la manifestación, dirigentes de la oposición al proyecto, como Rubén Campusano, representante de la comunidad indígena diaguita de los Huascoaltinos, caminaban optimistas por Vallenar: lograrían reunir a cientos de personas.
No fue así. Llegaron con suerte 100, mientras alguno de los 300 habitantes del poblado husmeaba curioso o se unía al grupo de evangélicos que estaba apostado al otro lado de la plaza, disputando el protagonismo de la tarde con versículos bíblicos emanando de grandes parlantes. Fue sin duda la actividad social de la semana, incluso para la policía, cuyos efectivos coquetean con las adolescentes del lugar, vestidas para la ocasión mientras dos radiopatrullas hacían rondas por la plaza. Algunos encendidos discursos contra la empresa y unos cuantos vítores por parte de la escuálida concurrencia. Más tarde, Enrique Sarneguet, el párroco del lugar tomaba la palabra para celebrar una liturgia llamando a cuidar la vida en el valle para las nuevas generaciones. Lleva al altar un jarro de agua limpia, una planta nueva, un remolino que mece el aire puro y llama a una niña pequeña para completar la postal que le ofrecerá a su dios. Confía en él para frenar las aspiraciones de un oponente que sabe casi invencible. Una multinacional poderosa colmando con creces las necesidades que un Estado sin recursos no puede cumplir.
-¿Por qué no hay gente del pueblo en las manifestaciones?
La empresa ha apoyado mucho a la municipalidad, entonces la gente tiene mucho miedo a la hora de hablar, porque se ven involucrados ellos y su familia. En estos proyectos grandes funciona el martilleo de la comunicación. El mensaje es: el proyecto va aunque se opongan.
-¿Por qué las autoridades no apoyan?
Es muy complicado que una autoridad de la comuna se defina sobre este tema: Acá uno ve a los niños de la escuela con tenidas deportivas nuevas y bonitas pero con el cuño de Barrick. O los trabajadores que están haciendo el camino, que en teoría es del Ministerio de Obras Públicas, todos también con uniformes de Barrick. Entregaron juguetes a los niños para navidad, en diferentes localidades, con las autoridades municipales y los gerentes de la empresa.
-¿En qué se basa su oposición como sacerdote?
Uno de nuestros criterios pastorales tiene que ver con la dignidad de las personas, con cómo un sistema económico y empresas globales pueden comprar conciencias por presiones como la de no obtener un trabajo y cosas que les corresponderían sólo por ser personas humanas. Hay mucha gente empleada en el camino y eso les tapa la boca porque necesitan comer.
-¿Usted ha buscado apoyo externo?
Este tema se conoce internacionalmente. Pero cuando estuve en España, me decían que tenemos la batalla perdida, Chile no puede con esta minera porque es una multinacional con mucho poder económico. Detrás de eso hay intereses políticos, empresarios que son o han sido gobernantes de mucho peso. Hay presiones muy fuertes. Incluso hay rumores de porqué Estados Unidos terminó apoyando a Insulza para la Secretaría General de la OEA (7). Yo no digo que sea Barrick, pero estos son temas de política internacional.
-¿Y qué piensa hacer?
-A mí me gustaría que hubiera un organismo internacional que actualmente no es la ONU, que a estas empresas multinacionales les parara los carros. Porque uno ve los tratados internacionales, pero los primeros que los firman son los que más contaminan y los que más poder económico tienen. Ante esto, a nivel internacional no se puede hacer nada.
Las palabras se Sarneguett, un ciudadano español internado en un pueblo minúsculo en los faldeos de la cordillera de Los Andes, y cuya misión es visitar 28 aldeas cercanas cada mes, suenan a desahogo. A los lugareños les habla en un lenguaje simple, como los símbolos de su liturgia. Pero en su casa, aledaña al templo, el sacerdote se conecta a Internet e intenta conseguir apoyo a nivel internacional. Así fue como en esos días de enero se inauguraba una antena de Radio El Profeta, con dineros de España y Alemania, para ayudar a difundir dos criterios que Sarneguett considera fundamentales: “uno es la defensa del agua, como un derecho humano, un derecho a la vida. El segundo es que la minería química es incompatible con la agricultura, y éste es un valle agrícola. Acá la gente vive de eso, es sana, saludable, y ha llegado esto que va más rápido de lo que ellos pueden reaccionar. Cuando reaccionan es demasiado tarde, ven que están cambiando sus costumbres, su manera de pensar…”
El sacerdote se refiere a gente como Germán Jofré, un anciano que llega a la casa parroquial buscando conversación: “¿Pero cómo se van a llevar toda esa riqueza que es nuestra?”, se pregunta. E invita a su hogar para seguir con el tema: “Hay dos casas iguales allá arriba, claro que una está más bonita porque han recibido más ayuda. La mía es la otra”. En efecto, la casa de Jofré es pobre. Él y su señora viven con una pensión mínima que le entrega el gobierno a las personas mayores de 65 años que carecen de recursos.

Jorge Pino también tiene más de 65 años, y se mantiene con su sueldo de concejal por Vallenar, cargo para el cual fue reelegido en 2004. Como sabe que cuando ya no pueda trabajar no tendrá jubilación, plantó paltos y olivos en un pequeño predio que compró con la indemnización por la pérdida de su casa cuando tuvo que escapar a Europa tras el golpe militar de 1973. También pretende vivir de la agricultura. Pero a diferencia de la gran mayoría de sus coterráneos, Pino sí tiene educación. “Soy profesor de historia y escribo sobre el movimiento obrero chileno. Como estudié y me preparé tanto, en Europa me llevaron a muchos países a hablar”.
Pino volvió en cuanto la Concertación le dobló la mano a Pinochet, y ha sido elegido bajo esa coalición. Pero está desilusionado de su manera de hacer política, del manejo que ve en la municipalidad de la que forma parte, y de lo que sindica como la falta de voluntad para que el desarrollo llegue a las zonas mineras del norte chileno. Tan desilusionado está que cuesta frenarlo en su discurso.
“Esta oposición al proyecto no salió porque es una empresa privada o extranjera.12 años atrás, nosotros hicimos un estudio de los impuestos que reciben los municipios de la región, porque ya teníamos problemas: en las escuelas no había comida para los niños ni remedios para los enfermos, cientos de ancianos sin cupos de jubilación, miles de personas sin techo. La conclusión unánime es que las grandes empresas mineras no pagan impuestos de ningún tipo. En todo el mundo las mismas empresas que estamos criticando pagan 30% de impuestos a la primera utilidad más el royalty, un tributo porque la materia prima no vuelve a salir. En Chile, los militares y la Concertación bajaron el impuesto al 17% y tampoco lo pagan porque las empresas hacen balances negativos. ¡Esto es asqueroso, es un robo descarado!”
-Pero hay gente en la zona que ya ha obtenido beneficios…
“Yo hace 40 años que soy candidato: las empresas le pagan a los diputados, a los senadores, los alcaldes, a los concejales. A mí me ofrecen dinero para que me calle. Pero soy más caro que los diputados y los senadores. Barrick, como no pudo comprarlos a todos, está financiando proyectos productivos y sociales. Se van a las poblaciones y clubes deportivos y financia todo lo que la gente anhela y en municipalidad no podemos hacer. ¡Cómo será la sinvergüenzura que el alcalde se quejó de que ahora las cosas que antes pasaban por el municipio, pasan directamente a las oficinas de la Barrick! ¡Imagínate dónde llega la corrupción!”

Los señores de las aguas

Para muchos otros habitantes del valle aún podría quedar más por ganar. En Alto del Carmen y sus alrededores circula el dato de que Barrick tiene 180 millones de dólares presupuestados para gastar en la comunidad, pero no hay certeza de la cifra exacta. Lo que sí es de público conocimiento es el trato que acordó la empresa con el directorio de la Junta de Vigilancia de la Cuenca del río Huasco y sus Afluentes (8) para entregarles 60 millones de dólares siempre y cuando la mina finalmente entre en funcionamiento. Por medio de este instrumento, firmado el 30 de junio de 2005, la empresa intentó volcar a su favor al más poderoso de los grupos opositores en la región.
La lectura del polémico protocolo da una buena idea de la falta de jurisprudencia en materia de regulación de responsabilidades por eventuales daños ambientales, circunstancia que deja el camino despejado para un arreglo que satisface a determinada parte de la ciudadanía, precisamente la que más reparos presentó ante la Comisión Regional del Medio Ambiente (COREMA) durante la evaluación del proyecto. El instrumento incluso se permite involucrar al Intendente, la misma persona que bajo la ley chilena está a la cabeza COREMA, en la administración de los dineros entregados a los particulares por parte de la compañía.
En este documento, la transnacional y la junta de vigilancia establecen sus términos de negociación, desde lo mas general hasta los detalles, partiendo de la base de que acordadas las condiciones, los integrantes de la junta “no se opondrán a la aprobación y posterior ejecución del Proyecto” y “harán sus mejores esfuerzos para lograr que la resolución de la calificación ambiental del Proyecto recoja adecuadamente los acuerdos que las partes de este protocolo hayan alcanzado… en el marco del proceso de evaluación ambiental del proyecto”. Dichos acuerdos incluyen una serie de estudios para evitar la excesiva acidificación de las aguas, ordenados por la Junta y financiados por Barrick; infraestructura para mejorar las condiciones de riego, incluyendo un embalse cuya construcción le costara a la empresa 5 millones de dólares, y, lo más importante, el fondo de 60 millones de dólares para desarrollar proyectos “que le permitan al directorio realizar los fines que la ley y sus estatutos encomiendan a la junta”, con el fin de “compensar los potenciales impactos y efectos adversos directos e indirectos, a los miembros de la Junta, resultantes de la ejecución del proyecto”. Para la administración de los millonarios fondos entregados por la empresa, el protocolo crea un Comité, formado por tres integrantes de la Junta, dos de la compañía y… el intendente de la Región de Atacama.
Pero no todos los que comparten las aguas del río Huasco estuvieron de acuerdo con tan ventajosas condiciones. Como la Comunidad Diaguita de los Huascoaltinos, a la cual pertenece Campusano, que alega no haberse enterado de la decisión del directorio hasta después de haberse suscrito el protocolo. Para ellos, la firma de este protocolo puso a Barrick al filo de la legalidad, por eso presentaron un recurso ante la Dirección General de Aguas (DGA), que finalmente decidió que la Junta de Vigilancia se había excedido en sus facultades, pero no decretó la ilegalidad del protocolo pues dicho pronunciamiento no estará entre sus atribuciones. En lo que respecta a este asunto, todo indica que los alegatos continuarán.
Pero más allá de lo que se resuelva en los papeles, lo cierto es que la decisión de la empresa de entregar una cantidad tan abultada de dinero a un grupo de privados, terminó de dividir dramáticamente a dos bandos. También alteró para siempre los equilibrios de poder en una comuna de poco más de 4 mil habitantes: por un lado están los partidarios de las negociaciones de la Junta de Vigilancia, ante la evidencia de que las condiciones acordadas son muy ventajosas. Por el otro esta la comunidad diaguita de los Huascoaltinos, descendientes de los pobladores precolombinos de estas tierras montañosas, que ya enfrentan consecuencias concretas del proyecto. Sólo dos ejemplos: los cercos levantados por la empresa impiden que sus animales suban y bajen a pastar según la estación del año, tal como lo han hecho por siglos, por lo cual se ha perdido una buena cantidad de ganado. Tampoco es posible visitar a sus ancestros: arriba en la cordillera, la construcción de una pista de aterrizaje destruyó un antiguo cementerio de los antepasados de la comunidad.

Campaña corporativa

Sin embargo, a estas alturas del proceso, ni los lanzadores de huevos ni la comunidad diaguita huascoaltina, ni ningún grupo opositor es considerado demasiado amenazante por la compañía. Así se trasluce en las palabras de Rodrigo Jiménez, director de Comunicaciones para Barrick Sudamérica quien, siempre a través de la consultora Extend, responde algunas preguntas por correo electrónico.
-¿Cuál es el balance de la empresa sobre el proceso de ganar el apoyo de la comunidad?
-Se realizó un intenso trabajo de información. Se efectuaron charlas, se entregaron informativos y se contó con un equipo de asistentes sociales que realizaron un importante trabajo puerta a puerta. Se le dio a la comunidad las herramientas necesarias para que pudieran formarse su opinión de manera informada. Ellos pudieron apreciar desde un comienzo el compromiso de la empresa con el desarrollo de cada uno de sus habitantes. Esto, a través de la implementación de una serie de iniciativas de capacitación; búsqueda de posibles proveedores locales; aportes a proyectos de desarrollo sustentable; y apoyo en áreas cruciales como salud, educación e infraestructura”. Y termina con un argumento conocido: “Este proceso se vio coronado con una encuesta realizada en el valle del Huasco en la cual el 80% de los entrevistados manifestó su apoyo al proyecto”.

No fue un proceso cualquiera. Todos los lineamientos se encuentran en un documento titulado “Propuesta de Campaña de Información a la Comunidad Proyecto Pascua Lama”, elaborado por Extend para aplicarse en la zona durante el período en que se tramitaban los permisos ambientales. La instrucción principal es “involucrar positivamente a más sectores, organizaciones y población en general para sustentar una base social que opere como facilitadora de la inserción definitiva del proyecto”.
Esa masa de adherentes ha sido construida y ampliada por medio de las Relaciones Comunitarias, un área con jefatura y presupuesto propios, cuyo papel es identificar las carencias en los cuatro sectores más vulnerables de la comunidad: salud, educación, cultura y tradición e infraestructura.

Las instrucciones siguen: es necesario llegar a la mayor cantidad de gente posible, “entregando material impreso y registrando las percepciones, filiación y otra información de las personas contactadas”. Luego, la meta es convencer a quienes sí son proclives a apoyar a la empresa: “la información que se entregue a la comunidad buscará mantener su apoyo, evitar la propagación de información que no es verdadera y generar una mayor cohesión con los sectores favorables”.

Tomada en su conjunto, la estrategia desplegada en la provincia del Huasco ha contado con más recursos que cualquier campaña publicitaria o política que se haya visto en la zona. Desde la sede central de Barrick distribuyen al público información oficial, que también llega por vía directa a la ciudadanía en cada capacitación gratuita que se ofrece a cientos de personas desocupadas gracias a bases de datos proporcionadas por los municipios. Los cursos también se dictan en los edificios públicos, y los certificados son formados por los alcaldes. Para quienes no son alcanzados por este medio, hay asistentes sociales que visitan hogar por hogar para entregar por mano los boletines oficiales y asegurarse de la filiación de los dueños de casa, y así decidir si seguirán siendo blanco de sus esfuerzos.

Las similitudes con la propaganda política no acaban allí. El contenido de su discurso es el mismo que el de los partidos: mejorarán la calidad de vida de los habitantes de la zona ofreciendo apoyo concreto en educación, capacitación laboral, desarrollo sustentable y hasta deportes. Y lo hacen. Al menos en Vallenar, y sobre todo en ese pequeño pueblo llamado Alto del Carmen, Barrick Gold está cumpliendo con más eficiencia y más recursos las funciones tradicionales del Estado. Suena muy bien: esta es gente pobre y con una de las tasas de analfabetismo más altas de la región.

Pero hay un problema de fondo, que choca violentamente con el discurso del Chile libre, democrático y moderno del cual se habla con tanto orgullo en las grandes ciudades y también en el extranjero. Ese Chile moderno, iniciado por la apertura económica del gobierno militar, y desde 1990 además libre, gracias a la llegada de la democracia. Y el problema es que los ciudadanos no tuvieron participación alguna en la llegada de esa empresa y de esos ejecutivos para reemplazar las funciones que constitucionalmente debe cumplir el Estado. En las jornadas de votación, sustento de cualquier sistema democrático, estas personas eligen alcaldes, concejales, diputados, senadores y presidentes, y no gerentes, para que elaboren y hagan funcionar las políticas públicas. Sus votos se basan en el compromiso del candidato con el servicio público, y no con las utilidades de una empresa.
Considerando que la vida útil de Pascua Lama es de 20 años, antes de que la empresa se lleve todo el oro, ¿será factible que las obras sociales se mantengan incluso a mediano plazo? Quizás es más sensato considerar la posibilidad de que las donaciones de todo tipo y los acuerdos millonarios son sólo un medio que usa la compañía para asegurar sin percances sus intereses económicos, que podrían haberse visto afectados por grupos que alegaban legítima preocupación por depender de la buena calidad del agua, como la Junta de Vigilancia. Y aunque por el momento haya beneficios, al menos para aquellos que se han declarado a favor del proyecto o se han comprometido a no oponerse, es un hecho que las reglas que acá se siguen en relación a asuntos sobre los cuales todos tienen derechos, no son reglas democráticas. Asuntos consagrados en la Constitución, como el acceso a la educación, a la salud y a un medio libre de contaminación, ya no son garantizados por el Estado y sus instituciones democráticas, sino por un puñado de empleados de la compañía de oro más grande del mundo, cuyo fin último es extraer de la localidad la mayor cantidad de oro al menor costo posible.

Por órdenes superiores

A los pies del templo que otros españoles ayudaron a construir en el siglo XVIII, el sacerdote Serneguett reflexiona sobre el rol que le toca jugar a la iglesia católica en su pequeño pueblo adoptivo: “Como se trata de corporaciones muy poderosas, la gente que se ha opuesto a este tema pierde el apoyo de las instituciones. Pero se han refugiado en la iglesia, que también es una institución muy poderosa”. Parece el inicio de un nuevo ciclo. Hace poco más de 500 años, el Papa Alejandro VI hizo uso de la soberanía universal del pontificado romano para traspasar toda América a la corona española. 250 años más tarde comenzaron las misiones evangelizadoras en los valles cordilleranos de la provincia del Huasco. Hoy, los descendientes de los indígenas diaguitas que escapaban de las imposiciones de los españoles y la religión que traían consigo, deben enfrentarse a otra repentina y poderosa ola globalizadora. Igual que entonces, una nueva manera de vivir y un nuevo sistema de valores han llegado para quedarse. Tal como aquella vez, personas obedeciendo a una institución poderosa con sede en el otro lado del planeta, han venido a decirles qué es bueno y qué les pertenece.
Poco a poco, algunos comienzan a adaptarse y a entender, aunque sea por instinto, los roles de las antiguas y las nuevas instituciones. Otros, muchos de ellos, seguirán resistiéndose. No abandonan su fe en el sistema cultural en el que crecieron, todavía marcado a fuego por los valores republicanos de la soberanía, la democracia y el estado de derecho. Todas palabras sagradas desde el período postcolonial.
Como Javier Campillay, un próspero agricultor, orgulloso descendiente de la etnia diaguita, y dueño de varias hectáreas de sabrosa uva rosada de exportación que cultiva a pocos kilómetros del lugar donde el camino que solía llegar hasta arriba en la cordillera queda interrumpido por el portón de acceso a la empresa. Como si la frontera se hubiera corrido decenas de kilómetros cerro abajo.
Sentado en la sala de estar de su casa, tomando coca-cola frente a un gran televisor de última generación donde cada noche escucha a los políticos en las noticias, Campillay discursea con una mezcla de vehemencia y desengaño:
“Lo que la Barrick quiere es llevarse el oro y llevárselo barato, a costillas de un país subdesarrollado. ¿Y quién va a pagar el pato? La gente de Huasco. Muchos ven a Barrick como si fuera un dios, por el solo hecho de ser una empresa grande. Yo no le tengo ningún respeto ni miedo, ¿por qué habría de temerles? ¡Si yo soy chileno, yo vivo en un país soberano, en mi país existe la democracia, y yo creo en la democracia!”


1. La cifra corresponde a un estudio de factibilidad elaborado con la onza de oro se transaba a U$375. Hoy, el precio está cerca de dos veces esa cantidad.
2. Cifras de Alto del Carmen. El ingreso total percibido por el gobierno local en pesos chilenos, es 124.142.600. Fuentes: Ministerio de Planificación (cifras de 2003) y Subsecretaría de Desarrollo Regional (cifras de 2004). www.mideplan.cl, www.subdere.cl.
3. En pesos chilenos, 46.000 y 827.770 respectivamente. Fuente: Subsecretaría de Desarrollo Regional (cifras de 2004). www.subdere.cl.
4. En un principio, la empresa presentó un “plan de manejo de glaciares” para explotar la mina a rajo abierto, destruyendo los glaciares que cubren el yacimiento y trasladando bloques de hielo en camiones a alturas similares. Dicho plan fue rechazado por la resolución de la autoridad ambiental en febrero de 2006, obligando a la empresa a acceder al mineral de manera subterránea.
5. Voz quechua que significa “madre tierra”.
6. Voz chilena que significa “tomar cartas en el asunto”.
7. José Miguel Insulza, ex Ministro de Estado entre 1994 y 2005, fue elegido Secretario General de la Organización de Estados Americanos en mayo de 2005, tras negociaciones que se extendieron por cerca de tres semanas.
8. En la ley chilena, Las Juntas de Vigilancia de los ríos están integradas por personas y comunidades que son dueñas o aprovechan las aguas, en este caso del Huasco y sus afluentes.


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