lunes, agosto 22, 2005

estoy muy lejos

(Así queda uno tras más de 30 horas de viaje, con British Airways en huelga de comida)
Pucha que está lejos Suecia. Más lejos si se vuela con tres escalas, y luego hay que tomar un bus para 200 km que faltan para la ciudad en cuestión. Las "anécdotas" del viaje son en realidad puros desastes, de esos no demasiado graves pero que al sumarse sucesivamente, con sueño y hambre (nunca entendí por qué la huelga de la empresa que suple de "comida" a British Airways también se aplica en aviones que parten de Sudamérica, o por último por qué no contratan otra por mientras) parecen un harakiri. En fin. De hecho pudo haber sido un desastre: llegué al aeropuerto temprano, pasé el control ídem y luego estaban malos los parlantes. Si no fuera porque mi amiga Andrea, que trabaja en LAN, había entrado para tomarse un último café conmigo, pierdo el vuelo. Me buscó corriendo por todos lados y me encontró, despistada como siempre. Me enchufó un chocolate (que luego se haría en extremo útil) y una cajita con adminículos de los que dan en Business Class. Le pusimos cara a la chica de la puerta y pasé... la última. La próxima cuasi-desgracia ocurrió al llegar a Estocolmo. Con pocas neuronas funcionando, no vi que había un ascensor y tomé una larga escalera mecánica para bajar hacia el metro. Mi maleta (mejor dicho la de mi hermana) quedó mal puesta y voló por los aires hasta llegar abajo, dando botes de película. Yo ví que se rompía y que todos mis trastos quedarían entre los peldaños, agarrados, y la maleta inservible. Hasta la perdí de vista, tan larga era la escalera. Pero no. Resistió, y no hubo desgracias que lamentar. Ahora sólo me queda pensar que cuando vuelva, en un año más y con el mismo itinerario, mandaré algunas cosas por barco. Al menos, habrá alguien esperándome en Santiago, donde las escaleras nunca son tan largas.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal